Federico Landgraf
Director Ejecutivo de CASAFE
Este año tenemos un desafío triple, que une a la producción, los alimentos y al consumidor como jamás nunca se dio.
Hace más de un año la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia mundial por el coronavirus. Con el equipo de Casafe nos encontrábamos trabajando en Expoagro, y mientras nos pasábamos el mate de mano en mano, ignorábamos lo que nos esperaba el resto del 2020.
La salud ganó lugar en la primera plana de los medios masivos de comunicación y la humanidad cambió para siempre. Hoy en día seguimos protocolos estrictos para vivir. Nos lavamos bien las manos con agua y jabón, equipamos a nuestros hijos de alcohol en gel hasta en la cartuchera de la escuela, lavamos barbijos y no salimos a la calle sin ellos, mantenemos distancia los unos de los otros, reprimimos abrazos y besos, higienizamos nuestros alimentos y hasta miramos de reojo a quienes no cumplen con esas reglas.
Ese nuevo protocolo para vivir que llegó para quedarse, es lo que pregonamos y enseñamos hace años desde Casafe para la producción de alimentos, con las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y el uso responsable de fitosanitarios como bandera. Pero este año el desafío es triple.
Yendo al último eslabón de la cadena, y por reacción a la pandemia, los consumidores demandan más que nunca asegurarse que los alimentos que compran son inocuos, saludables y seguros. Deportistas o no, la alimentación consciente pasó a un plano esencial en la vida como quizás nunca antes sucedió.
En segundo lugar, este 2021 es el Año Internacional de las Frutas y Verduras (AIFV) declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que busca concienciar sobre la contribución de estos alimentos a la mejora de la nutrición, diversidad alimentaria y salud; sobre su efecto en la sociedad, economía y medio ambiente, así como su contribución al desarrollo sostenible.
Y, en tercer lugar, pero siendo el primer eslabón de todos, en este 2021 entró en reglamentación en la Argentina la obligatoriedad de utilizar las BPA en la producción de frutas y verduras.
Por estos motivos, el compromiso y responsabilidad que tenemos por delante desde Casafe es más que nunca importante. Debemos unir a nuestros productores con los alimentos frescos que comen los consumidores, tratando de asegurar que el proceso productivo sea seguro y sustentable.
Para lograr esto ya hemos realizado más de 180 encuentros virtuales y presenciales durante el 2020, con más de 25.000 personas capacitadas, desarrollando con las Buenas Prácticas Agrícolas las herramientas necesarias para cumplir con los objetivos de la FAO, las políticas agroalimentarias de la Argentina y las exigencias de nuestros consumidores y socios comerciales.
El desafío es titánico, porque según datos del Censo Nacional Agropecuario 2018 (CNA) que realizó el INDEC, la producción de frutas y verduras son las únicas dos producciones que están presentes en todas las provincias de nuestro país. Sí, en Tierra del Fuego también.
Estos alimentos, los más federales desde el punto de vista de la elaboración, requieren que las BPA se conviertan en su protocolo específico. Será la condición sine qua non de producción y más que nunca debemos estar presentes a lo largo y ancho de nuestro país, trabajando codo a codo junto a los productores argentinos.