Los docentes Isidora Pardo, del Instituto Técnico Agrario Industrial de Monte Buey (Córdoba) y Santiago Rigueresman, de la Escuela Agrotécnica Colonia 3 de Abril (Corrientes) cuentan su trayectoria y experiencia junto al Concurso Futuros Líderes BPA y la necesidad de seguir aprovechando estos espacios para robustecer la consciencia sustentable en los futuros productores.
El área de Gestión Sustentable de Casafe lanzó un concurso para escuelas técnicas llamado Futuros líderes BPA. Bajo el lema: “Hacer las cosas bien y poder mostrarlo”, el concurso Futuros líderes BPA propone la implementación real y efectiva de un proyecto de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA). También busca desarrollar en los estudiantes el espíritu de emprendimiento, mediante actividades que encaminen a aplicar el liderazgo, la responsabilidad, la creatividad y el compromiso con las BPA, orientadas al bienestar de toda la comunidad y la sustentabilidad de los sistemas agropecuarios.
En este espacio, dialogamos con dos docentes que están al frente de equipos que participan del Concurso. Se trata de Isidora Pardo, del Instituto Técnico Agrario Industrial de Monte Buey, en la provincia de Córdoba y de Santiago Rigueresman, de la Escuela Agrotécnica Colonia 3 de Abril, en Corrientes.
¿Cómo es el criterio para trabajar la educación en BPA?
-Isidora Pardo (IP): El ITAI de Monte Buey es un colegio que hace tiempo está comprometido con la gestión sustentable y en Monte Buey hace un tiempo somos municipio verde. Certificamos normas de calidad con respecto a la producción sustentable, tenemos un plan de control de aplicaciones periurbanas. A los docentes se nos facilita el tema porque estamos bastante inmersos en lo que refiere a sustentabilidad. Lo que trabajamos es en producir con sentido común, somos un colegio que enseñamos a producir, nunca tenemos que dejar de pensar que ese es nuestro objetivo, finalmente, dar de comer. Y es un objetivo muy noble y que a veces se distorsiona. El objetivo del productor agropecuario y de quien lo asesora es muy noble. Estamos muy concentrados en eso, en que la producción tiene que ser una producción responsable.
-Santiago Rigueresman (SR): Trabajar en esta temática a nosotros nos resulta muy productivo. Ya lo venimos realizando hace un tiempo con distintas jornadas y capacitaciones dentro del cuerpo docente de la escuela. En el equipo técnico somos profesionales, somos ingenieros agrónomos y siempre recurrimos a las BPA para entablar otra llegada a los productores. Y lo hacemos a través de sus hijos, de nuestros estudiantes. Son distintas herramientas para comunicar un poco más estas cuestiones que, si bien ya se vienen trabajando hace tiempo, todavía hay muchos productores que no las conocen. Y si las conocen, las aplican parcialmente, ya que tienen un cierto modo de trabajar de hace tiempo.
Corrientes es una provincia que mantiene desde hace tiempo una forma de trabajar y a veces eso no va cambiando. Consideramos que a través de los chicos podemos de llegar a los productores que se mantienen trabajando de otra forma. Muchos de ellos mantienen prácticas viejas, pero a través de acciones para promover las BPA se trata de mejorar la productividad en cuanto a calidad y a cantidad.
¿Cómo es la recepción de los chicos de estos conceptos?
-SR: Hace algunos años que lo venimos trabajando. Con la pandemia, debido a los problemas de conectividad o con Internet escasa se nos complicó mucho, pero fuimos avanzando con conocimientos teóricos para que los apliquen en sus casas. Este año logramos volver a la presencialidad, aunque sea reducida y vamos avanzando. Los chicos cada vez se van desenvolviendo más, los incorporan y los van aplicando a la citricultura, a la horticultura. Intentamos dar conocimientos generales para que los vayan aplicando.
-IP: Yo soy ingeniera agrónoma con especialización en microbiología y tuve que estudiar todo lo que era impacto ambiental y sustentabilidad de grande, porque me tocó darlo y resulta que en la facultad no teníamos ninguna formación sobre esto. En cambio, ellos ya tienen una consciencia ambiental general, cuidan el agua cuando se lavan los dientes, separan la basura, entonces es mucho más sencillo incorporar los conceptos de sustentabilidad en la producción porque ellos ya tienen un chip incorporado. Todos los chicos jóvenes tienen incorporada la consciencia ambiental.
Así como se habla de nativos digitales, podríamos pensar que estas generaciones son nativos sustentables.
-IP: Pero sí, totalmente. Cuando uno era chico no se nos ocurría cuidar el agua, pero si uno de tus hijos te ve hoy, te mata. Eso es así, nosotros trabajamos el año pasado con los chicos en huella de carbono y eso que para nosotros era chino, para ellos no, y calcularon su propia huella de carbono y con los impuestos de consumo lo calcularon. Tenemos que insistir con los chicos, nuestra generación es complicada, pero para esta generación, que va a ser la responsable de llevar adelante la productividad, tiene la consciencia, lo saben. Son conscientes y lo han ponderado incluso.
¿Qué ha implicado para ustedes la vinculación con Casafe?
-IP: La verdad es que están siempre, siempre que les pedimos algo nos responden o nos ayudan con capacitaciones on line cuando no se puede hacer presencial. Para los docentes de materias técnicas y específicas contar con este tipo de apoyo, de vincularnos con estas instituciones que a la vez son parte de una red es muy importante. Ayuda a los chicos a vincularse con un mundo en el que quieren vincularse. Para un chico es muy importante, por ejemplo, conocer las medidas de protección para uno mismo y para el entorno que lo rodea. Esa producción responsable y con sentido común es un compromiso del colegio y de toda la localidad. La verdad es que estamos muy contentos con la convocatoria al concurso porque bien utilizada es una excelente herramienta pedagógica.
-SR: Es un espacio que nos ayuda mucho en esta tarea de difusión y evangelización sobre BPA. Además del concurso en sí, seguimos haciendo capacitaciones con Casafe y actividades como esta ofrecen la posibilidad de ir cruzando experiencias y contenidos con otros departamentos y asignaturas de la escuela. Nos permite trazarlo con otras áreas de la escuela, incluso con Lengua, con Matemática para los cálculos. También apuntamos mucho a que surjan experiencias que tengan un impacto desde lo social y lo comunitario porque aquí la escuela es el centro de la comunidad y el vínculo.
¿Cómo tomaron y desarrollan la experiencia del concurso?
-IP: Hace varios años que trabajamos con Casafe con diferentes cursos: de fitosanitarios, de aplicaciones responsables. Hace bastante que trabajamos sobre todo con los alumnos de los últimos años. Cuando nos plantearon la posibilidad del concurso enseguida nos sumamos, ya estamos avanzando, no vamos a contar cuál es el tema -se ríe-. Pero la verdad es que para los docentes estas son herramientas pedagógicas muy útiles. Nos acerca a la forma en que muchos países trabajan con los alumnos que es trabajando por proyectos. Y cuando viene una propuesta de afuera, con premios atractivos para los chicos es muy interesante. También porque abre la posibilidad de contactar con más gente del sector. Pero más allá del concurso, son herramientas pedagógicas. Yo, por ejemplo, hice un concurso interno para que los que más se esfuerzan van a tener el mérito de participar.
-SR: Personalmente cuando nos enteramos, me encantó. Hacemos otras actividades como las olimpíadas, pero esto es algo que nos permite volar un poco más en el sentido de poder hacer un proyecto propio y luego volcarlo en la comunidad. Cuando se los comentamos a los chicos lo que nos surgió es ver quién podía representar a la escuela, pero los chicos fueron los que más insisten en los desarrollos de los proyectos, investigar y también conocer cómo se encuentran las comunidades a la hora de la adopción de la gestión sustentable y las BPA. El hecho de poder trabajar desde nuevos espacios con los estudiantes es sumamente valioso.