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El sistema productivo argentino es un claro ejemplo de calidad, eficiencia y compromiso con la sustentabilidad. Nuestra agricultura, basada en principios innovadores como la siembra directa, no solo mejora la productividad, sino que también protege nuestros recursos naturales, garantizando la salud del suelo y optimizando el uso de agua y energía. Sin embargo, en los espacios multilaterales persiste una percepción errónea que sugiere que las agriculturas fuera de Europa son menos sostenibles. Este es un mito que debemos desmentir con firmeza.

La siembra directa: clave de la sustentabilidad

La siembra directa es una tecnología que ha transformado la forma en que producimos alimentos, permitiendo que la agricultura argentina sea no solo altamente productiva, sino también un ejemplo global de sustentabilidad. A diferencia de otros sistemas que presuponen prácticas menos eficientes, este método reduce la erosión del suelo, incrementa la retención de humedad y minimiza la necesidad de insumos químicos, colocándonos a la vanguardia de la agricultura sustentable.

Es crucial que demos mayor visibilidad a estas prácticas en los foros internacionales, ya que muchas veces se subestima el impacto positivo que tiene nuestra agricultura sobre el ambiente y la seguridad alimentaria global. Presuponer que las agriculturas no europeas son menos responsables o sostenibles es ignorar los avances de regiones como el Mercosur, donde el desarrollo tecnológico ha sido clave para la preservación de los ecosistemas y la producción de alimentos de alta calidad.

Colaboración público-privada para liderar en sostenibilidad

No podemos abordar estos desafíos solos. La colaboración entre el sector público y privado es esencial para consolidar nuestro liderazgo global en la producción agrícola sostenible. En este sentido, las instituciones como el Consejo Agropecuario del Sur (CAS), la Federación de Asociaciones Rurales del Mercosur (FARM) y otras entidades como el Grupo Productores del Sur (GPS) y Aapresid, trabajan incansablemente para avanzar en esta agenda. Juntos, debemos fortalecer los cimientos de una agricultura innovadora, capaz de alimentar a más personas sin comprometer el futuro del planeta.

Una agenda basada en innovación y mejores prácticas

El futuro de la agricultura argentina y mundial debe estar centrado en la producción de más y mejores alimentos, mediante tecnologías de punta que mejoren la calidad y eficiencia de nuestros sistemas productivos. Las Buenas Prácticas Agrícolas son un componente clave para este objetivo. Implementarlas de manera más amplia no solo garantizará una producción segura y eficiente, sino que también consolidará nuestra reputación como líderes en sustentabilidad.

En conclusión, la agricultura argentina no solo produce alimentos de alta calidad para el mundo, sino que lo hace de manera responsable y sostenible. Es hora de que esto sea reconocido a nivel internacional, y que los mitos sobre la sostenibilidad de las agriculturas no europeas queden atrás. Al trabajar juntos -sectores público y privado, organismos nacionales e internacionales- podremos no solo fortalecer nuestra producción, sino también contribuir significativamente a la seguridad alimentaria global y la protección del medio ambiente.