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Con la llegada de las primeras lluvias en Córdoba los productores se preparan para iniciar los barbechos. Este período previo a la siembra es crucial para acumular agua en el suelo y controlar malezas, utilizando productos como los hormonales. Durante esta fase, es esencial aplicar Buenas Prácticas Agrícolas para garantizar una aplicación efectiva y minimizar los riesgos ambientales.

Uno de los factores más importantes en la aplicación de productos hormonales es la gestión de las condiciones climáticas. Estos productos, debido a su alta presión de vapor, son altamente susceptibles a volatilizarse en presencia de temperaturas elevadas y humedad baja, lo que incrementa el riesgo de deriva. Para evitar estos riesgos, los productores deben prestar atención a tres factores clave: temperatura ambiental, humedad relativa y velocidad del viento. Estos elementos determinan la capacidad de las gotas de pulverización para llegar al objetivo o, en su defecto, evaporarse o desplazarse fuera de la zona tratada.

Idealmente, la aplicación de productos fitosanitarios se debe realizar con temperaturas no superiores a 25°C, humedad relativa por encima del 50%, y vientos mayores a 3km/h y menores a 15 km/h con una dirección contraria a cultivos sensibles. Además, es importante evitar aplicar cuando hay inversión térmica, un fenómeno que ocurre generalmente al amanecer y al atardecer, donde el aire caliente queda atrapado bajo una capa de aire frío, haciendo que las gotas queden en suspensión y se desplacen a otras áreas.

Uno de los indicadores clave que combina temperatura y humedad es el Delta T, que mide la diferencia entre la temperatura del aire y la humedad relativa. Un Delta T elevado indica que las gotas de los productos aplicados están más propensas a evaporarse rápidamente, reduciendo su tamaño y aumentando el riesgo de exoderiva (deriva fuera de la zona de aplicación). La volatilidad de los productos hormonales es una característica crítica que requiere una gestión adecuada. A mayor temperatura y menor humedad relativa, mayor es la tendencia de estos productos a evaporarse. Cuando la humedad es baja, la atmósfera «roba» la humedad de las gotas, disminuyendo su tamaño y haciéndolas más susceptibles a la deriva. Es importante que el Delta T sea menor a 5 en estos casos. En cambio, cuando la humedad es alta, como durante las primeras horas de la mañana, el Delta debe ser mayor a 2 ya que las gotas pueden absorber humedad adicional, lo que aumenta su tamaño y las lleva a caer más rápidamente al suelo, provocando lo que se conoce como endoderiva.

Para los productores cordobeses, próximos a aprovechar las lluvias venideras para preparar el suelo en siembra directa y controlar las malezas, es vital monitorear estos factores ambientales antes de iniciar la pulverización. Las pulverizadoras modernas ahora cuentan con sistemas de monitoreo que permiten calcular el Delta T y ajustar la aplicación en tiempo real. Así, se puede mejorar la precisión, reducir las pérdidas por volatilización y minimizar el impacto en cultivos vecinos.

El inicio de los barbechos en Córdoba marca una oportunidad clave para el manejo adecuado del suelo, pero también implica un desafío para asegurar que los productos hormonales se apliquen de manera correcta. Ajustar las aplicaciones según las condiciones climáticas y hacer uso de herramientas tecnológicas ayuda a maximizar la efectividad del tratamiento y a proteger el medio ambiente.