Si existe, en los días que corren, una demanda común a personas e instituciones, es la de dejar de lado el individualismo y el enfoque egoísta, para sumarse al asociativismo y al trabajo en común. Esa sinergia que surge de asociarse con el otro es lo que potencia los resultados de cualquier emprendimiento, y en la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes lo sabemos.
Solos no hubiésemos podido alcanzar los objetivos que cumplimos en 2016 gracias a nuestra tarea en común con importantes instituciones del país. Son muchos los ejemplos que podemos citar sobres los buenos resultados que obtenemos, cuando nos animamos a sumar nuestras fuerzas con las de instituciones hermanas.
Vaya por caso lo que ocurrió este año en el marco de la popular muestra Caminos y Sabores, con el stand de la red BPA: miles de visitantes al popular paseo gastronómico conocieron el trabajo que viene realizando la Argentina en materia de Buenas Prácticas Agrícolas. Se interiorizaron acerca de cómo produce en forma sustentable nuestro agro, se llevaron atractiva folletería y publicaciones alusivas, y todo gracias a la conjunción del esfuerzo entre CASAFE y las entidades fundacionales del agro argentino que participan de la red.
Entre ellas, destacamos a la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Cuyo economista jefe, Ramiro Costa, es -nada menos- coordinador de la Red BPA. Muchos de los éxitos que dieron brillo a la red en este período tuvieron que ver con el gran trabajo de articulación que hizo Ramiro, quien nos aporta su punto de vista sobre la tarea en común.
“Este último año hemos mantenido y fortalecido una activa vinculación estratégica con CASAFE. Se han logrado sinergias interinstitucionales que nos permitieron lograr resultados visibles y sostenibles en el tiempo. En temas de BPA hemos trabajado como un equipo, con objetivos claros, lo cual nos posibilitó experimentar que las ventajas de trabajar unidos son mucho mayores que la suma de las partes”, explica. Y mira hacia adelante: “Por delante tenemos grandes desafíos, los cuales podremos ir asumiendo al mantener nuestra complementariedad y sinergias, para incrementar el impacto de los proyectos conjuntos, al tiempo que contribuimos a un uso más eficiente de los recursos disponibles.”
¿Es posible articular objetivos comunes entre el Estado y las empresas? Todos lo sabemos: por supuesto que sí. En una sociedad que pretende desarrollarse, no es sólo posible, sino imperativo. Este año, ese círculo virtuoso de la interacción público-privada se vio en forma muy clara en las jornadas de demostración de aplicaciones de productos fitosanitarios que CASAFE organizó en conjunto con el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. Un esfuerzo importante que protagonizó el ingeniero agrónomo Eduardo Moavro, director de Cultivos Extensivos de esa cartera del Estado Nacional.
“El trabajo interinstitucional –explica Moavro- ha permitido forjar confianza entre las partes, potenciar el trabajo de cada uno y especialmente hacer frente a los nuevos desafíos del sector. Un ejemplo práctico de esta interacción lo constituye cada nueva jornada realizada sobre Buenas Prácticas de Aplicaciones de Fitosanitarios”.
El funcionario argumenta: “Si bien estas experiencias son organizadas por el MINAGRO y CASAFE, cuentan con el apoyo y la participación a nivel territorial de integrantes de los diferentes organismos e instituciones que conforman la Red de BPAs a nivel nacional.” Precisamente, la clave del éxito de estas acciones.
Desde luego, CASAFE no desdeña asociarse con los que más saben en todas las áreas. Como sabemos, la nueva norma IRAM de Buenas Prácticas de Labores Agrícolas es el producto del trabajo compartido entre la Cámara e importantes instituciones, como Aapresid y, por supuesto, la entidad normalizadora.
Para María del Carmen Fernández, gerente de Alimentos y Salud en la Dirección de Normalización del IRAM Argentina, fue clave la colaboración de CASAFE y de AAPRESID para el estudio de su flamante norma 14.130. “IRAM ha contado con la iniciativa y activa participación de ambas instituciones, las cuales nos facilitaron, a través de sus protocolos y de la activa participación de sus expertos, el contenido basal para alcanzar la certificación en Buenas Prácticas de Labores Agrícolas, cuyo alcance trata, por ejemplo, sobre las aplicaciones terrestres de productos fitosanitarios, entre otros importantes aspectos de la producción rural”, postula.
La experta en certificaciones propone: “Fue una experiencia muy buena contar con la colaboración de estas entidades en el armado de esta norma que constituirá una herramienta de calidad en el sector agrícola y, gracias a su colaboración permanente en nuestras reuniones técnicas, hemos planificado el estudio de cinco partes de la norma IRAM y, para ello, continuaremos durante el año próximo en finalizar y publicar la totalidad de sus partes.” Una sinergia que da lugar a nuevas sinergias, y éstas, a su vez, a una mayor productividad y a nuevos logros alcanzados.
Según el ingeniero agrónomo Enrique Kurincic, gerente de Certificaciones Agroalimentarias de IRAM, “las alianzas estratégicas entre instituciones permiten lograr saltos cuantitativos en el desarrollo de distintos temas y lograr avances importantes es pos del crecimiento del sector agropecuario, logros muy difíciles de alcanzar en forma individual.”
José Luis Tedesco, director Adjunto de Agricultura Certificada de AAPRESID, brinda una mirada análoga desde la entidad señera de la siembra directa en el país. Coincide con su colega de la entidad normalizadora en la improductividad del aislamiento. Dice: «Es más común de lo que cualquiera pudiera suponer que muchas veces, en el accionar institucional, y dentro de la constelación de instituciones relacionadas al agro (que no son numerosas ni cuentan con grandes recursos), se suelen duplicar esfuerzos en pos de ciertos objetivos, que claramente podrían ser abordados de manera conjunta o articulada y respetando el rol específico diferencial de cada institución.”
Opone a esto la experiencia vivida en el caso de la norma IRAM 14.130. “Hemos logrado algo que siempre pregonamos: potenciar lo ya hecho por cada institución para elevarlo a una instancia en común y superadora”, reivindica. Y añade: “En este caso de éxito, desde IRAM, CASAFE y AAPRESID en conjunto, hemos podido generar y consolidar un equipo de trabajo que propició que las cosas sucedieran; con la participación, a la sazón, de muchas otras instituciones públicas y privadas.”
¿Cuál es la clave para alcanzar estos logros tan trascendentes? Según el directivo de Aapresid, “ello fue posible gracias a la generación de canales de diálogo que fortalecieron la confianza mutua y permitieron obtener el mejor expertise de cada institución, en pos de un óptimo resultado colectivo.”
Kurincic, por su parte, señala un dato clave en este proceso virtuoso: “El crecimiento profesional de cada uno de los participantes, porque todos aprendemos de todos. La sinergia del trabajo en equipo permite alcanzar objetivos más ambiciosos y desarrollar competencias en los participantes.”
Y Tedesco cierra el círculo. Concluye: “Sin dudas, las sinergias interinstitucionales son útiles al conjunto social; optimizan recursos humanos y económicos, y permiten encontrar en muchos casos soluciones superadoras. ¡A continuar trabajando por este camino!»
Una clave esencial para entender que el éxito se alcanza cuando todos tiramos para el mismo lado. Buena lección para los argentinos.