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En estas fechas, el campo argentino se ve muy movilizado debido al trajín de una gran cantidad de productores que están en plena siembra de trigo. Esta siembra no se decide en el momento, sino que es parte de un plan de siembra y rotación de cultivos, como parte de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y el Manejo Integrado de Plagas (MIP).

Entre esas BPA, se encuentra el adecuado manejo de enfermedades, malezas e insectos, siendo uno de los más importantes una enfermedad llamada Fusariosis, Espiga Blanca o Golpe Blanco del trigo.

Esta enfermedad es causada por un hongo de suelo llamado Fusarium graminearum, el cual puede causar pérdidas de rendimiento de hasta un 30 por ciento y -aún más importante- produce una micotoxina, la Fumosina B1, que resulta extremadamente tóxica para los mamíferos en general y para las personas en particular.

La Fumosina B1 está presente en los granos cosechados, y si estos no se controlan eficientemente pueden encontrarse en las harinas de trigo comercializadas. El hongo no solo genera una reducción en la calidad comercial de los granos sino que disminuye el poder germinativo y también el vigor de las semillas.

Los granos infectados con Fusariosis de la espiga, luego de cosechados, se muestran más o menos chuzos, con una coloración blanco-rosada a pardo clara, que puede transformarse en pardo oscuro en la cebada. Las infecciones que ocurren más tempranamente suelen matar las flores y, por lo tanto, el grano no se desarrolla, mientras que aquellas infectadas más tardíamente, contendrán granos arrugados o chuzos (*).

Los síntomas de la enfermedad son fáciles de identificar, ya que se produce un blanqueamiento de las espigas y espiguillas, debido a la formación de una masa rosada salmón sobre las estructuras florales.

La clave para el manejo de esta enfermedad es el Manejo Integrado: Es fundamental la prevención, el monitoreo constante y el control con productos fitosanitarios en la etapa de floración.

Respecto a la prevención, es fundamental hacer un seguimiento de las condiciones ambientales, sobre todo de la humedad relativa y temperatura. Las condiciones más apropiadas para que la enfermedad se exprese son: Precipitaciones frecuentes (48 hs de mojado), alta humedad relativa y temperaturas de alrededor de 25 °C durante la floración (**).

Para controlar el hongo es necesario utilizar productos fitosanitarios, especialmente fungicidas protectores que eviten la entrada del patógeno a la espiga. De esta forma, se puede reducir considerablemente la presencia del hongo desde comienzos de floración, de manera de cuidar las anteras, puertas de entrada del hongo a la planta..

En casos donde sea necesario aplicar un producto fitosanitario también conocido como agroquímico, es de suma importancia asegurar que la aplicación se realizará bajo Buenas Prácticas de Aplicación, siguiendo las indicaciones, tanto de las etiquetas como de un profesional agrónomo matriculado. Estas aplicaciones deben asegurar un número y un tamaño de gotas adecuado, para lograr un control eficiente que no genere inconvenientes a la salud de operarios, consumidores y medio ambiente.

De esa manera, el Uso Responsable de los Productos Fitosanitarios asegura la producción de alimentos inocuos para las personas.

(*) Trigo: enfermedades de semilla e inicio del ciclo – Ing. Agr. Stella Prioletta – AGROBARROW – Mayo 2015.

(**) Herbario Virtual. Cátedra de Fitopatología. Facultad de Agronomía. Universidad de Buenos Aires. http://herbariofitopatologia.agro.uba.ar/