Ing. Agr. Ximena Rojo Brizuela
Coordinadora Casafe Región NOA
Ing. Agr. Mariela Pletsch
Coordinadora Casafe Región NEA
Con la llegada de los primeros fríos y la temporada invernal acercándose, muchos creen que el dengue se disipará junto con los mosquitos que lo transmiten. Sin embargo, el dengue no desaparece con el frío y es un error confiarse en esta creencia.
Si bien el mosquito adulto Aedes aegypti, responsable de la transmisión del virus, no vuela a temperaturas inferiores a los 8°C, puede sobrevivir dentro de las casas. Además, sus huevos son extremadamente resistentes, ya que pueden soportar temperaturas por debajo de los 0°C y eclosionar hasta un año después, cuando las condiciones sean favorables. Un huevo depositado en otoño puede eclosionar tras el frío y la sequía, si se mantiene en condiciones de humedad, perpetuando así la transmisión del dengue.
La importancia de un accionar conjunto
Para combatir el dengue eficazmente es esencial coordinar esfuerzos. Las autoridades, organizaciones y ciudadanos debemos trabajar juntos para evitar su propagación, incluso durante el invierno.
Los insecticidas utilizados para controlar mosquitos se dividen en dos categorías: los domisanitarios y los fitosanitarios. Los primeros, se aplican en hogares y son regulados por ANMAT; mientras que los segundos, son usados en agricultura y regulados por SENASA. En ambos casos, los productos deben usarse de acuerdo con las recomendaciones de la etiqueta y con la protección adecuada. Además, existen diferentes equipos de aplicación que deben estar acondicionados para cada situación y condición ambiental.
El control químico a través de pulverizaciones es un método rápido de lucha en situaciones de emergencia y epidémicas que se puede utilizar para el manejo estacional contra el mosquito en estado adulto (volador). Sin embargo, puede no ser el método ideal para todos los estados del vector o en todas las situaciones y, por lo tanto, puede no constituir un método eficiente para combatirlo.
Para un resultado eficaz, lo importante es articular trabajos simultáneos. Es decir, llevar adelante diversas acciones que disminuyan la propagación del insecto vector. Un plan efectivo de descacharrado junto con la aplicación correcta de larvicida en fuentes de agua, como recipientes domiciliarios, zanjas y agua de lluvia, es clave para un tratamiento exitoso.
El dengue no se detiene con la llegada del frío. Trabajemos juntos y aportemos nuestro granito de arena para evitar su propagación.