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Ing. Agr. Pablo "Patuco" Méndez

Coordinador Buenos Aires y La Pampa de Casafe

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Ing. Agr. Ángeles Lesman

Coordinadora Región Litoral de Casafe

Bien se sabe que las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) deben ser aplicadas en todos los sistemas de producción, independientemente de su escala o destino. Sin embargo, debemos reforzar y acreditar su aplicación principalmente en zonas denominadas de amortiguamiento. Con esto nos referimos a la superficie adyacente a la zona sensible, es decir en torno a áreas que requieren especial protección: viviendas, cursos de agua, escuelas, clubes, centros de salud, entre otras. En esa zona de transición que existe entre el campo y la urbanización, es donde hay que agudizar la protección, y es justamente allí donde nace el concepto de la fiscalización.

La persona fiscalizadora o veedora es quien supervisa las aplicaciones fitosanitarias, para acreditar el cumplimiento de las BPA y velar por la seguridad y los intereses de los sectores que conviven y comparten ese mismo ecosistema. Debe ser profesional de la agronomía o de incumbencia de acuerdo a la normativa local. Cumplirá un rol de mediación, comunicación y extensión entre las partes, por lo tanto, debe tener una actitud conciliadora, aunque estricta en el cumplimiento de la normativa y las BPA. A su vez, no podrá asesorar el predio que fiscaliza, ni estar vinculada a actividades que puedan presentar conflicto entre las partes. Se trata de un rol muy desafiante que conlleva capacitación y actualización constantes en buenas prácticas y tecnologías de aplicación de fitosanitarios. También se requieren conocimientos de las leyes nacionales, provinciales y ordenanzas locales relacionadas a la gestión integral de fitosanitarios. De la misma manera, es necesario conocer sobre medidas de seguridad, primeros auxilios y aspectos toxicológicos y ecotoxicológicos de plaguicidas.

Veo-veo, ¿qué ves?

A la hora de fiscalizar una aplicación de fitosanitarios en una zona de amortiguamiento, es importante tener en cuenta diversos aspectos para garantizar que se realice de manera adecuada y segura.

En primer lugar, se deben conocer las legislaciones y regulaciones nacionales, regionales y locales en aplicación de fitosanitarios. Esto incluye los productos autorizados, las dosis permitidas, las restricciones de uso y los plazos de seguridad, como los tiempos de carencia o de reingreso al lote.

Previo a la aplicación se debe realizar una evaluación exhaustiva de los alrededores para identificar cualquier fuente de agua cercana, como ríos, arroyos o pozos; así como áreas habitadas, escuelas, parques u otras zonas sensibles. Con esta información se establecerán las distancias mínimas requeridas para la aplicación, según legislación vigente.

La persona veedora deberá recibir la receta agronómica elaborada para la aplicación y constatar que la selección de productos sea adecuada para la zona en cuestión. Incluso verificará que lo que se cargue en el equipo sea lo que se indica en la receta. En la misma línea, deberá asegurarse de que la maquinaria cuente con la matrícula vigente y la calibración adecuada para lograr una aplicación segura y precisa.

Respecto a quienes apliquen los productos, se fiscalizará que cuenten con capacitación y certificación en aplicaciones, manejo y seguridad de los productos, y uso correcto de los equipos de protección personal. Además, se les solicitará que mantengan registros detallados de las aplicaciones realizadas, incluyendo fecha, hora, producto utilizado, dosis aplicada, condiciones climáticas y áreas tratadas. Esto permitirá un seguimiento y una trazabilidad adecuada de las actividades.

La inspección incluye también el chequeo de las condiciones ambientales antes, durante y después de la aplicación para garantizar que se cumplan las medidas de seguridad y las buenas prácticas. Según indique la ordenanza de la zona, se medirán la dirección y velocidad del viento, la temperatura, la humedad, entre otras.

Además, se observará el cumplimiento del lavado y la inutilización de los envases, así como su retiro a disposición final según corresponda.

La comunicación como herramienta

En las zonas periurbanas hay muchos ejes involucrados: Estado, ambiente, salud, producción, aplicación, comunidad. Por eso es de suma importancia fomentar el diálogo entre las partes para lograr consensos, erradicar miedos y generar conciencia. El equipo de veedores tiene la responsabilidad de explicar los beneficios y riesgos asociados con la aplicación de fitosanitarios. Así como exigir la importancia del uso responsable y la adopción de prácticas agrícolas sustentables.

La fiscalización de las aplicaciones en zonas de amortiguamiento tiene como objetivo proteger a las personas y el ambiente, asegurando el cumplimiento de las normas y el uso de prácticas agrícolas sustentables. Muchas localidades a lo largo del país han logrado trabajar de forma ordenada y responsable, a través de la comunicación constante y la confianza. Fomentemos la incorporación de equipos veedores, impulsemos ese “ojo agrícola” que nos controla, nos cuida y nos une.