Siempre que nos enfrentemos en nuestro cultivo a la presencia de adversidades, es importante que la decisión de realizar una aplicación con productos fitosanitarios esté basada en que el momento sea el adecuado para realizarla. Al momento de realizar monitoreos para el control de las adversidades es importante tener en cuenta ciertos conceptos que nos ayudarán a tomar decisiones respecto a cuándo y como realizar un control con productos fitosanitarios.
Basándonos en la técnica de Manejo Integrado de Plagas (MIP), es indispensable conocer la biología de la misma. Las plagas se desarrollan a través de lo que se conoce como “generaciones” donde los individuos nacen, se reproducen y mueren dejando su descendencia para continuar el ciclo. Cuando las temperaturas son más altas, estas generaciones se desarrollan con más rapidez por lo cual nuestro cultivo estará más expuesto al daño. En otras ocasiones puede ser que encontremos individuos dañinos para nuestro cultivo pero debido al momento que está desarrollando dentro de su ciclo (por ejemplo, llegada del invierno) no será necesaria una aplicación ya que el propio clima se encargará de minimizar los efectos de la plaga, por ejemplo muchas especies poseen un período de latencia durante estos períodos de bajas temperaturas. También es importante detectar si la plaga presente es una plaga clave del cultivo o una plaga ocasional.
Cuando realizamos un monitoreo, los objetivos del mismo son verificar la presencia de la plaga y el daño causado por esta, sin embargo la decisión de realizar un control no deberá tomarse hasta que los insectos se encuentren presentes en cantidades suficientes. Cuando se habla de “cantidades suficientes” se está haciendo referencia a dos parámetros:
Umbral de Daño Económico (UDE): Refiere a la densidad poblacional en la que los costos de incurrir en un tratamiento iguala a los beneficios de controlar la plaga.
Umbral De Acción (UDA): refiere a la densidad de la población en la cual debe realizarse una acción de control para impedir que se alcance el UDE. Cuando el daño ocasionado por las plagas sea mayor a los costos del tratamiento se ha llegado a una situación irreversible donde la decisión de aplicar estará basada más en la disminución de la población problema a largo plazo que para el cultivo establecido. Para evitar llegar a este umbral, es imprescindible realizar monitoreos frecuentes.
En el caso de monitoreo de enfermedades existen dos parámetros que se deben tener en cuenta:
Incidencia: Representa el porcentaje de individuos enfermos que detectemos en el monitoreo. Permite determinar el avance de la enfermedad.
Severidad: Representa el porcentaje de la superficie del individuo que ha sido afectada. Existen diferentes métodos para establecerla pero lo más importante es la práctica a campo, utilizando escalas de enfermedad.
La utilización de productos fitosanitarios constituye una práctica de precisión, por lo cual, la decisión de realizar una aplicación debe basarse en que sea el momento adecuado. Conocer la plaga o enfermedad a la cual nos enfrentamos y utilizar las herramientas presentes como fundamentos, permitirá cuidar nuestros cultivos de una manera responsable.