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Leopoldo cid nota carafe

Por el Ing. Agr. Leopoldo Cid

Director de Marketing | Rizobacter

Muchas personas perciben a los bioinsumos de uso agrícola como una forma de reemplazo de los productos químicos o agroquímicos. Esta visión es cuestionable, y si se quiere, poco ambiciosa, ya que limita las enormes posibilidades que genera la combinación de ambos tipos de producto.

Hoy no existen productos biológicos para cubrir en su totalidad la enorme gama de adversidades que pueden sufrir los cultivos. Sin embargo, es una herramienta que crece rápidamente y cada año se logran nuevas alternativas en las áreas de nutrición vegetal y en el control de plagas.

El desarrollo y posterior uso de los productos biológicos requiere una aproximación diferente a la habitualmente hecha para los productos químicos. Los resultados de efectividad con los biológicos son, en general, más lentos y menos evidentes en el corto plazo. Un herbicida químico mostrará resultados en días o semanas. Mientras que, en el caso de los biológicos, debemos pensar a más largo plazo, evaluando rendimientos a lo largo del tiempo y en los diferentes cultivos de la rotación. Por ejemplo, ya muy conocido por el mercado, el efecto positivo que tiene la inoculación de Vicia villosa como cultivo de servicio, ya sea en una vicia sola o acompañada por gramíneas. El desarrollo más rápido de la vicia genera una mejora en la cobertura y, por lo tanto, reduce la emergencia y supervivencia de malezas, además de acumular nitrógeno en el suelo. Esto produce que en el cultivo siguiente que se vaya a sembrar se vean efectos muy positivos para este, lo cual es muy buscado por los productores.

Perfectamente complementarios

Los productos biológicos han demostrado ser un excelente complemento de los químicos en lo que se refiere a la nutrición vegetal. Ciertas bacterias del género Bacillus (B. amyloliquefaciens, B.subtilis, B. pumilis, o B. licheniformis) aplicados como tratamiento de semillas, se asocian con las raíces promoviendo el crecimiento de las plantas. Pero, además, y esto es lo importante, mejoran la incorporación a la planta de los nutrientes aportados por el fertilizante. Por este motivo resultan muy exitosas las combinaciones de fertilizantes químicos que contienen macro y micronutrientes (nitrógeno, fósforo, azufre, calcio, zinc, cobalto, molibdeno, boro) con bacterias de este tipo.

Otro ejemplo de sinergia o complementariedad entre químicos y biológicos, es la aplicación foliar de productos biológicos ricos en lignina, que contienen lignosulfonatos y polímeros de alta calidad, los cuales se “asocian” con los macro y micronutrientes. En este proceso se combina los nutrientes químicos con una moléculas orgánicas, facilitando la absorción por la planta.

Estamos entonces “biologizando” a los químicos, con lo cual mejoramos su efectividad, pero esta complementariedad o sinergia no se da solamente en el área de la nutrición.

En el control de hongos en trigo y soja se usa como tratamiento de semillas un hongo benéfico que es la Trichoderma harzianum. Combate a otros hongos que son patógenos de la semilla y de la plántula. Los resultados con Trichoderma usado solo son muy buenos y superiores a los de varios químicos usados con el mismo propósito. Sin embargo, en ciertos casos ante la presencia de determinados patógenos, la mezcla con algunos fungicidas químicos (metalaxyl-M o fludioxynil, por ejemplo) mejoran notablemente la efectividad.

Llegamos a la conclusión entonces, de que es muy limitado pensar en términos de químicos o biológicos como alternativas excluyentes. Más bien, la combinación de ambos abre un enorme abanico de posibilidades creativas que pueden servir, tanto para mejorar la calidad de los resultados como para reducir las dosis de los químicos. Además, en el mediano y largo plazo la ecuación económica resulta más favorable para las combinaciones entre ambos tipos de producto.

Eliminar la disyuntiva entre químicos y biológicos y concentrarse en las combinaciones más productivas entre ambos, abrirá el camino hacia mejoras que aún hoy no tenemos en el radar del desarrollo de productos. Es uno de los grandes desafíos para empresas, asesores y productores que buscan incrementar la eficiencia de sus sistemas productivos pensando en el impacto ambiental y en la salud de las personas.